El día 25 de este mes (noviembre) se hizo un estudio para poder saber si el agua de lluvia es potable o sana para beber. La investigación fué llevada a cabo por la profesora Karin Leder del Dep. de Epidemiología y Medicina Preventiva, y por un centro australiano, WQRA.
Participaron 300 viviendas de Adelaida. Sus ocupantes recibieron equipos para tratar el agua de lluvia, se les dieron filtros auténticos y "falsos". La salud de los ocupantes se registró, y después de 12 meses los resultados fueron que, sufrieron gastronteritis pero no había diferencia entre los de los "falsos filtros" y los buenos.
Este estudio demuestra que el agua de lluvia provoca un bajo riesgo de enfermedad, pero a lo mejor más adelante se puede aprovechar mejor.

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